lunes, marzo 05, 2007

Estatuas viajeras de Valparaíso

En Valparaíso las estatuas se mueven. Algunas nerviosamente como la de la justicia, que se pasea hace más de cien años, pero siempre en la misma plaza (sólo le falta el cigarrito). Está la del bombero, la más viajera, que antes de estar en la avenida Brasil pasó por el Crucero Rubio (Victoria con Pedro Montt), por la plazuela de Cumming (donde hoy está la pérgola de las flores) y por la Plazuela de los Bomberos (donde hoy está el monumento a Blanco Encalada). Hay una suicida, la de Balmaceda, que antes de llegar a la avenida Brasil, intentó lanzarse a la avenida España desde el cerro Placeres. La de Colón salta de su pedestal para cada terremoto, incluso en 1985 perdió la cabeza. Juan de Saavedra se hizo pasar por otro y se fue a pasear a Santiago, afortunadamente alguien lo reconoció y tuvo que volver a Valparaíso. Hay otros que simplemente desaparecen sin dejar rastro, como La República, que se fue con sillón y todo desde el paseo Rubén Darío, lugar que ocupó durante casi todo el siglo veinte. Y por último están las que quedan sin pedestal, como una que coronaba una fuente del Parque Italia, y que hoy está abandonada en el Parque Quintil.
Son casos conocidos, pero hay uno que parece pasar desapercibido. Revisando antiguas fotografías del Arco Británico, en las primeras aparece un león distinto del actual. Parece que fue cambiado rápidamente, porque el monumento fue inaugurado para el centenario, y ya en una postal fechada en 1919, aparece el león actual. ¿Alguien sabe que pasó con el león original?¿Por qué lo cambiaron?


Para ampliar las fotos, haga click sobre ellas



La Justicia en un lugar distinto al de hoy...(arriba)
Contrariamente a lo que digan algunos, fue encargada por catálogo a Francia a finales del siglo XIX.(abajo)




Arriba, el bombero en el crucero Rubio.
Abajo, Colón descabezado y desplazado luego del terremoto de 1985 (Foto: El Mercurio de Valparaíso)




Arriba, la República en el paseo Rubén Darío en la década de 1980... Si alguien la ve, dígale que regrese. (Fotografía familia López Martínez)
Abajo, esta fuente se ubicaba donde hoy está la Loba Capitolina. Hoy la estatua está botada en el Parque Quintil.





Los dos leones del Arco Británico. Arriba, en una foto del Libro Internacional Sudamericano de 1914. Abajo, en una foto proporcionada por Lautaro Triviño.

sábado, febrero 17, 2007

Incendios de Valparaíso

Valparaíso es la ciudad del fuego. Los antiguos nativos la llamaban "Alimapu" (Tierra quemada) y a lo largo de los siglos los incendios se han repetido uno tras otro. Fuertes vientos; estructuras hechas principalmente de madera antigua, reseca, que arde rápidamente; instalaciones eléctricas sin mantención y sobrecargadas; pirómanos; lentitud de aquella Compañía en cortar el gas; algún propietario de un edificio "patrimonial" (odio esa palabra tan basureada) que quiere ganar dinero con el seguro o vendiéndolo para hacer torres de departamentos para que vengan santiaguinos a ver el mar y que no compran ni el diario en el puerto... Todas estas, y muchas más son las causas de que Valparaíso desaparezca rápidamente por la acción del fuego. Antiguamente, los incendios significaban una renovación. A mediados del siglo XIX, en dos ocasiones se destruyeron varias manzanas del centro de la ciudad. Fueron reconstruidas con mejores edificios y se decidió crear el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso en 1851.
Los incendios producidos por el bombardeo de 1866 motivaron la construcción de valiosos edificios en calle Serrano y de los antiguos almacenes fiscales (de los cuales hoy sobreviven 4). Con el incendio de uno de estos últimos se pudo construir la calle Varas a principios del siglo XX.
El incendio de 1914 del edificio Pasaje Ross en Clave con Cochrane -ampliado en 2 pisos luego del terremoto de 1906 y sobrepoblado- fue algo que podría haber dejado valiosas lecciones a las autoridades de la ciudad, pero fue olvidado. La tragedia pareció repetirse casi 100 años después, el 3 de febrero de 2007 en calle Serrano.
La explosión del 1 de enero de 1953 en la Barraca Schultze de Avenida Brasil, afortunadamente, no ha sido olvidada. Dejó muchos muertos, entre ellos varios bomberos.
Con cada incendio se pierden para siempre vidas y el esfuerzo de años de trabajo, que son parte fundamental de nuestra ciudad.
Es hora de que las autoridades se decidan a tomar cartas en el asunto y comiencen a fiscalizar el estado de las instalaciones eléctricas, de las construcciones y de la ciudad en general. Que cada compañía se responsabilice por mantener en óptimas condiciones sus redes de gas, agua y electricidad, que se eliminen los lugares potencialmente peligrosos, como los microbasurales que pueden iniciar un incendio, que el gobierno subsidie a aquellos que tienen edificios o locales comerciales valiosos para que los puedan mantener y, lo más importante, que los propios habitantes se preocupen de mantener el espacio donde viven y sus alrededores limpios y en buen estado. Así se mejorará la calidad de vida de los porteños y, a la larga, traerá prosperidad a la ciudad.
Valparaíso es una ciudad valiosa, con muchos recursos, pero frágil y se debe cuidar para no convertirse en otra Viña del Mar llena de cubos (perdón, paralelepípedos) de cemento. Valparaíso es una joya en mal estado que hay que reparar con la ayuda de una administración eficiente, como lo hizo Lautaro Rosas hacia 1930. Si no, lo perderemos todo y Valparaíso será para siempre una ciudad triste, acabada... perderá ese renacer constante que la caracterizó a través de los años.

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El edificio Pasaje Ross, ubicado en calles Clave, Blanco y Cochrane, se incendió en 1914. En él vivían 300 personas de las cuales decenas murieron calcinadas. (Foto proporcionada por Lautaro Triviño)

La explosión de 1953 es la peor tragedia que recuerda Valparaíso. Un incendio, como muchos otros, se inició en la Barraca Schultze de Avenida Brasil. Sin embargo, gran cantidad de explosivos se guardaban en un edificio vecino, los cuales estallaron cuando las llamas estaban casi extintas. Muchas personas murieron, la mayoría bomberos. Los funerales fueron multitudinarios. (Foto revista En Viaje, en Memoria Chilena)

Así lucía el edificio Subercaseaux de calle Serrano el 2002. La calle entera había sido maquillada con pintura poco tiempo antes.(Foto Alberto López)
Construído en 1895, soportó todos los terremotos del siglo XX. Sin embargo quedó solo el cascarón luego del incendio del 3 de febrero del 2007.(Foto Alberto López)
Dicho incendio fue producido por una explosión de gas en la vereda de enfrente. Tres edificios y medio desaparecieron completamente, entre ellos el edificio verde, que ya existía en 1872, pero más ornamentado. En más de 130 años, ese sector de la calle Serrano no había cambiado su volumetría.(Foto Alberto López, dic 2006)
La cordonería Ibarra simplemente desapareció...(Foto Familia López Martínez, año 2002)
sólo quedó el muro trasero. (Foto Alberto López)
Fue fundada como Sastrería Ibarra en 1948 y, con los mismos mesones redondeados en sus extremos, pasó a ser Botonería y Cordonería Ibarra en 1969.
Desapareció, al igual que decenas de locales comerciales, algunos tan tradicionales como este, que se ubicaban en los alrededores. Otros sufrieron daños de consideración. (Foto revista Vivienda Decoración, año 2003)
En el Almendral, la mayoría de los edificios fueron construídos luego del terremoto de 1906 con materiales más livianos, pero más inflamables. Un incendio con escape de gas dejó sólo un hoyo donde se ubicaba este edificio azul en Pedro Montt. (Foto Alberto López, año 2006)
Para saber más:

sábado, junio 10, 2006

Av Argentina 2006













Bellavista 1917

Túneles


Túnel bajo puntilla San Luis



































¿Existen los túneles bajo Valparaíso?¿Un mundo subterráneo y oculto bajo nuestros pies?... Se habla de cuevas de piratas, túneles coloniales de los antiguos fuertes de la ciudad, otros que simplemente existen sin que nadie pueda explicar su origen. Un ex gendarme me contaba de un túnel que salía de la ex cárcel y llegaba a la Plaza Aníbal Pinto. También se cuenta de una cueva desde la Plaza Aduana a Laguna Verde (!) y que fue aprovechada por Esval para instalar el colector. Vecinos del Cordillera cuentan que del sótano de la "Casa de Cochrane" (jamás visitada por él), salía un túnel en el cual jugaban cuando chicos. Historias hay muchas, y probablemente la mayoría sean sólo cuentos, pero lo cierto es que sí existe un mundo bajo nuestros pies.
Se trata de los cauces abovedados de antiguos esteros que corrían por la ciudad; Construcciones de principios del siglo XX y que han resistido casi sin mantención hasta nuestros días. Algunos de ladrillos, otros de piedra u hormigón armado son visitados por los trabajadores que extraen la arena y los desperdicios acumulados; por uno que otro ladrón escapando de los pacos y, ocasionalmente, por algún "turista" loco (como yo).
Corren bajo casi todas las calles perpendiculares al mar, pero los más importantes son los de las avenidas Francia y Argentina. En el primero una vez se encontró una momia y el segundo es una sensación completamente nueva entrar a él: Un silencio casi total, roto solamente por las voces de los que sacan arena y, al pasar bajo una tapa, por el ruido de la ciudad. Gigantescas telarañas colgando de un lado a otro y rayos de luz que entran por pequeñas rendijas... y el agua que corre a un lado. (Contrariamente a lo que se podría pensar, no había mal olor,y no me encontré con un ratón).

viernes, junio 09, 2006

Calle Varas 2006

Marzo














Junio

Valparaíso subterráneo














En 1999, durante las excavaciones en la Plaza Sotomayor, aparecieron unos cañones, unas anclas, unas maderas, se hicieron reportajes... Era el antiguo muelle de Valparaíso, el mismo construído sobre los restos de La Esmeralda capturada por Cochrane, que varó en un temporal y que posteriormente sirvió de relleno a la ciudad.
Antiguos relatos se confirmaron; se decía que originalmente la estatua de Cochrane se había levantado sobre los restos de SU Esmeralda.. era cierto. Que Prat, en el Monumento a los Héroes, en realidad mira a la primera Esmeralda... puede ser.
Todo un mundo apareció bajo tierra... y desapareció. Se dijo que se construiría un museo In Situ, el cual es una verguenza: cuatro tablas, un puesto de artesanías y eso sería todo. Ninguna foto de lo que encontraron (2 muelles, las bases y subterráneos de distintos edificios, la base de la estatua de Cochrane), ningún objeto (anclas, vasijas, botellas, pipas, y quien sabe qué más), nada. En otros países se enorgullecen de su patrimonio arqueológico; en París, frente a Notre Dame existe un excelente museo subterráneo, mientras que en Valparaíso dejan unas cuantas cositas, completamente descontextualizadas para callar a los "conservacionistas".
Ojalá que con el museo que se piensa construir bajo la Avenida Varas se pueda comprender el total y no dejen sólo un fierro en un cubo de cristal.

jueves, junio 08, 2006

miércoles, julio 13, 2005

Zenobia

"Ahora diré de la ciudad de Zenobia que tiene esto de admirable: aunque situada en terreno seco, se levanta sobre altísimos pilotes, y las casas de bambú y de zinc, con muchas galerías y balcones, se sitúan a distintas alturas, sobre zancos que se superponen unos a otros, unidas por escaleras de mano y aceras colgantes, coronadas por miradores cubiertos de techos cónicos, depósitos de agua, veletas, de los que sobresalen roldanas, sedales y grúas.
No se recuerda qué necesidad, orden o deseo impulsó a los fundadores de Zenobia a dar esta forma a su ciudad, y por eso no se sabe si quedaron satisfechos con la ciudad tal como hoy la vemos, crecida quizás por superposiciones sucesivas del primero y por siempre indescifrable diseño. Pero lo cierto es a quien vive en Zenobia se le pide que describa cómo sería para él una vida feliz, la que imagina es siempre una ciudad como Zenobia, con sus pilotes y escalas colgantes, una Zenobia tal vez totalmente distinta, con estandartes y cintas flameantes, pero obtenida siempre combinando elementos de aquel primer modelo.
Dicho esto, es inútil si ha de clasificarse a Zenobia entre las ciudades felices o entre las infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos clases, sino en otras dos: las que a través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en que los deseos, o logran borrar la ciudad, o son borrados por ella."
Ciudades invisibles, Ítalo Calvino.